Con el buen tiempo apetecen menos los bizcochos y dulces horneados y más los postres frescos.
¡¡Las tartas de frutas son perfectas!!
Ha sido la primera vez que la preparaba y no esperaba que fuera tan sencillo.
Son tres fases: la base, la crema y la decoración.
Para la base, usé masa brisa comprada. Se extiende sobre el recipiente, se acopla bien, se pincha con un tenedor para que no suba y se hornea. Según instrucciones del fabricante.
Para la crema: una crema pastelera sencilla. Para el tamaño de mi tarta, 25cm, usé: dos yemas de huevo, 250 ml leche, 40 gr azúcar, 20 gr harina, y una cucharada de azúcar avainillada (imprescindible para un sabor auténtico).
Calentamos la leche con la mitad del azúcar. Aparte mezclamos las yemas con el resto del azúcar y la harina.
Retiramos la leche del fuego y la vertemos sobre la mezcla de yemas. Mezclamos bien, que no queden grumos. Ahora volvemos calentar, sin dejar de batir y retiramos cuando espese.
Dejamos la crema enfriar en un recipiente cubierto con un papel film para evitar que se cree costra por encima.
Una vez fría la crema, rellenamos con ella la base ya horneada.
Y ya sólo queda decorarla con las frutas que elijamos, en nuestro caso fresas, kiwis y plátanos. Pelamos, lavamos y cortamos en láminas la fruta. La colocamos sobre la crema haciedo el dibujo que queramos.
Para finalizar, le ponemos un "brillo" que protegerá la fruta de la oxidación y le dará más presencia.
Podéis usar alguna mezcla de gelatina, mermelada de albaricoque diluida, productos preparados (como el de lidl) o, como aquí, un almibar (misma cantidad de azúcar que de agua, se calienta hasta que coja consistencia). Se aplica con una brocha sobre la fruta.
Os aseguro que repetiré la receta, sale riquísima, fresca y muy digestiva. Desde aquí os animo a probarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario