lunes, 21 de diciembre de 2015

Llega la Navidad.

¡¡Por fin llega la Navidad!!
Son unas fechas muy especiales en nuestra casa, las vivimos con mucha ilusión y alegría.
Este año, por fin, hemos podido viajar días antes de las Fiestas a un destino tan navideño como es Alemania. Era un viaje que mi marido deseaba hacer desde hace varios años pero, por motivos de trabajo, no ha podido ser hasta ahora.
Es por éste y otras preparaciones de eventos, que ya os iré contando, por lo que ha estado parado el blog.
Y es, entre preparar maletas, poner la decoración de Navidad, el Belén, el árbol, los cumpleaños de Berta y Julio, el trabajo, la casa, el cole ... han sido días intensos y algo estresantes.
Hoy empezamos por un viaje especial: a Hamburgo.
Es una ciudad que a mucha gente no le parece bonita, pues es una ciudad portuaria y no tiene el estilo de otras ciudades alemanas. Su puerto es el segundo más grande de Europa y su principal motor económico.
Pero en Navidad, como otras muchas ciudades teutonas, tiene un encanto especial e incluso mágico.
Nuestra idea era visitar los mercadillos de Navidad y nuestra gran sorpresa ha sido descubrir que no se trata sólo de puestecillos para hacer compras de artesanía, sino que son lugares de reunión y alterne con amigos. Muchos puestos con comida: salchichas principalmente, y bebida: vino caliente y chocolate aderezado con especias y licores.


No son mercadillos corrientes, están idílicamente decorados con lucecitas blancas, artesanalmente fabricados de madera, exquisitamente ambientados en bosques de abetos naturales, y muy amablemente despachados por nativos que trasmiten su cultura de esta forma tan especial.



En la plaza del Ayuntamiento "Rathaus" montan el mercadillo principal y más grande. Sobre él, cada tarde a las horas pares, sobrevuela Papa Noel en su trineo con los renos, habla y se dirige a todos los presentes. Aunque habló en alemán y no le entendimos fue un momento mágico, y mis hijos lo vivieron como si entendieran cada palabra. 

Un precioso tiovivo de estilo antiguo se encuentra en el centro, y es inevitable que los niños se paseen una y otra vez en unos vehículos del estilo de los años 30.

El mercadillo de San Petri, alrededor de la iglesia del mismo nombre, es especialmente bonito por su disposición.


El de Haupmann Platz muy original con su recreación de un bosque de abetos y sus velas colgantes en los árboles.


A la orilla del lago Alster, otro mercadillo muy original, con degustación de bocadillos con diferentes tipos de pescado, y una coqueta noria en un extremo.


En HafenCity  una pequeña pista de hielo para pequeños y mayores junto a modernas carpas calefactadas donde degustar vino caliente y otros muchos vinos. 



El mercadillo de Sta. Pauli, famoso por su estilo erótico, ya que se situa en el barrio rojo de la ciudad.


Estos y algunos más, son los mercadillos de Navidad de Hamburgo, todos al aire libre, preparados con mucho gusto y con los mejores de los ambientes para disfrutar del adviento.




Durante los fines de semana de adviento, celebran un desfile muy divertido: carrozas con personajes de navidad que mientras bailan, saludan a todos los asistentes. Desfilan desde la estación central hasta el Ayuntamiento.
Un viaje que, desde aquí, os recomiendo para vivir con un poquito de frío unos días muy especiales en familia, y que los mayores disfrutamos tanto o más que los pequeños.
Ahora necesitaré unos días para descansar, organizar fotos y presentaros todo lo que hemos preparado estos días. Y, por supuesto, disfrutar de mi familia.

Besitos. Emes.

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